jueves, 21 de mayo de 2009
Azkena Rock Festival (II)
Cosas nuevas de esta edición (a no ser que ya estuvieran el año pasado, que no fui) son el puesto para competir al Guitar Hero y el pequeño escenario para que los más atrevidos suban a tocar sus locuras. Ninguna de las actividades me seducen personalmente, pero creo que es una buena idea para hacer un festival más participativo.
Y la otra gran novedad son los conciertos mañaneros. Gratis y en la preciosa Plaza de la Blanca, allí montaron un escenario y convocaron a los menos resacosos a las 13:30 tanto el viernes como el sábado. Así que el viernes nos levantamos y bajamos a desayunar (un desayuno del que ya saldríamos con alguna cerveza en el cuerpo), para dirigirnos después directamente a la plaza. Allí encontramos un bar (tras otro intento en una terraza que no nos convención) en el que esperar de forma amena y siempre bajo el riego cervecero o vinícola, según gustos, que apareciese la estrella de la mañana, que no era otra que Eli “Paperboy” Reed, el Andrés Iniesta del soul! Pequeñajo, con pinta de haberse llevado muchísimos peri-palpos en el colegio, o de haberle hecho los deberes a muchos matones, con cuerpo de botella de butano, pero con una voz y una actitud fantásticas. Su repertorio lo basó en el aclamado (y con todo merecimiento) “Roll With You” un disco que he escuchado decenas de veces desde que lo descubrí. Su propuesta soulera es atemporal y quizá por eso nos guste tanto que este joven viva e interprete el soul de la manera que lo hace. ¿El Otis Redding blanco? Aún le queda a nuestro amigo con aspecto de seminarista, pero desde luego este tiene que ser el camino. Ofreció un show armado únicamente con una guitarra y con su poderosa garganta, sin ningún tipo de adorno musical más, y desde luego que nos puso en órbita y con muchas ganas de volver a verlo unas horas más tarde en el recinto del festival, ya con la banda al completo.
Después de la mañana cervecera y musical (así es la vida, amigos míos!!!) nos dirigimos a El 7, en la calle Chuchillería, donde comeríamos tanto el viernes como el sábado.
Como la comida fue generosa en cerveza y vino (una vez más), tras ésta nos dirigimos al Desiderio para dormir un poco y prepararnos para el asalto nocturno. Como pueden comprobar, ha sido un fin de semana de mucho y tedioso trabajo, tanto para mí como para el resto de mis acompañantes y para mi pareja. Pero queríamos estar ahí para poder contárselo a ustedes.
Bien, pues una vez liberados de las terribles garras de Morfeo, nos ponemos las pilas y nos volvemos a dirigir a Mendizabala.
De las actuaciones del viernes nos perdimos a Jon Ulecia & Cantina Bizarro, a Elliot Brood (he escuchado su disco “Tin Type” y, sin volverme loco, tampoco me desagrada), a The Fabulous Thunderbirds, a Howlin Rain (bastante bueno el “Magnificent Fiend”) y a Dr Dog, que probablemente fue a los que más me dolió perderme, pero que espero tener otra oportunidad de verlos (“Easy Beat” es un disco en ocasiones extraño para mí, pero interesantísimo y muy disfrutable. Me gusta, especialmente, el tema “The Pretender”, una de mis canciones de lo que llevamos de año). Pero nuestra filosofía azkenera es pasarlo bien, y esto supone ir sin estrés de ningún tipo, así que no nos duele demasiado perdernos alguna actuación de éstas que empiezan tan temprano.
Así, pues, cuando llegamos al recinto nos encontramos de nuevo con El Repartidor de Periódicos, esta vez con su banda y con un impecable traje azul brillante, bastante horroroso para mi gusto. Pero Eli es así. Y sí por la mañana ya había dado muestras de su incuestionable talento, por la tarde hizo lo propio, esta vez respaldado por una banda bastante solvente. Y se llevó a la gente de calle. El escenario y la zona del público se convirtieron en una fiesta. Éxito total y sonrisa en las caras de la gente de satisfacción tras ver al joven soulman actuar. Desde “Stake Your Claim”, a “It´s Easier”, pasando por el “Boom Boom”, en todas y cada una de ellas se atesoraba calidad y magia, tanto por parte de Eli como de sus True Lovers. Mi favorita fue, probablemente, “Am I Wasting My Time”. Ya tengo ganas de volver a verlo este verano en Cartagena. Será grande.
La siguiente actuación de la tarde que vimos fue la de UK Subs. Éstos veteranísimos de la escena punk sustituían a los Bad Brains, baja de última hora en el cartel por circunstancias que desconozco. Y no es que fuera el concierto de nuestras vidas, pero al menos le pusieron ganas y no me dejaron mal sabor de boca, a pesar de no prestarles tampoco una atención excesiva.
Después de los UK Subs fuimos a la carpa a ver a los británicos The Zombies. Tenía interés en ver y escuchar a estos veteranos del beat, que no disfrutaron del éxito masivo de sus compañeros de generación (The Beatles, The Kinks), exceptuando su breve conquista del mercado yankee. Recuerdo que fue llegar a la carpa y comentarles a mis compas “ey! este tío sabe cantar!”. Y es que mi primera impresión fue muy buena, pero conforme avanzaba la actuación me gustaban cada vez menos. No es el tipo de música que más me motive, pero fui perdiendo el interés en ellos a pasos agigantados.
Después, y ya en el escenario grande, vinieron Soul Asylum. Y supuso otra decepción. Parecía que por momentos arrancarían, pero me daba la impresión de que utilizaban pólvora mojada. “Aburrevacas!!!” gritó un tipo desde el césped, y vaya si nos convenció el talentoso comentario. Para colmo, el cantante se me daba un aire (hasta 6 personas me lo dijeron entre los dos días!!), y tuve que aguantar la brómica del “aburrevacas” lo que quedó de festival. Decepción, la verdad, quizá multiplicada por la impaciencia por ver y saborear al fin el plato fuerte de la noche (y del festival).
Y por fin salen a escena The Black Crowes. Dios!...cuántas ganas tenía de ver a esta banda en vivo. Y no podía creer que salieran a escena tocando “Sting Me” y “Twice As Hard” de primeras. Era, y de hecho todo el set list fue, como si me hubiesen hecho caso. Hablábamos Mig y yo de que no nos faltaba ninguna canción de las que habríamos escogido si nos hubiesen encargado el listado, pero luego sí que eché en falta, por ejemplo, “Locust Street”, de su último disco en estudio. O sea, que son todas las que están, pero no están todas las que son, algo totalmente imposible debido a la extensión y, sobre todo, a la calidad de la obra de los de Atlanta.
Maravillosas partes instrumentales, con unas guitarras fascinantes, y una sección rítmica de las mejores que haya podido oír sobre un escenario. Lo tienen todo; experiencia, sonido (contundente, limpio, colosal!!!!), imagen, puesta en escena, canciones increíbles…MAGIA, con mayúsculas. Encar, que bajo mi punto de vista tiene un criterio musical muy agudo, sobre todo en lo referente a los vocalistas, hacía hincapié en lo bien que canta Chris Robinson. Yo confiaba en que sería un buen cantante de directo, pero realmente superó todas mis expectativas. Además, el tipo tiene un estilo muy particular, tanto en la forma de cantar como en la de moverse por el escenario.
“Jealous Again”, la versión de Otis “Hard To Handle”, “Remedy” y “Thick ´n ´Thin” fueron los temas que más me gustaron, además de los dos primeros.
Me cuesta encontrar palabras para transmitir las sensaciones que viví durante esta actuación. De veras les digo que este concierto entra directamente en mi Top 5 de conciertos de mi vida. Yo sé que en su momento no mostré tanto entusiasmo como ahora, pero es que no se me va de la cabeza esta actuación, y ya hace unos días de ello. Sencillamente maravillosos Los Cuervos. Me gustaría escuchar el punto de vista de alguien que los haya visto en más ocasiones y comparar el estado actual de la banda con otros de su pasado.
En fin, que tras este clímax nos miramos y dijimos que ya podían dar por finalizado el festival si quisiera la organización, que tanto el desplazamiento, el frío que estábamos pasando y el esfuerzo económico estaban ya totalmente justificados.
Afortunadamente aún quedaban más músicas por escuchar. Esa noche cerraban unos japoneses locos llamados Electric Eel Shock. Sergio Bocinas (el hombre que popularizó la frase “se puede decir más claro, pero no más alto”), y un servidor ya los habíamos visto hace unos años, y sabíamos que su propuesta es divertida y kamikaze (para el físico de ellos), y que no son la gente más virtuosa del mundo, pero sí divertidos (el batería iba desnudo, solamente llevaba un pañuelo en la polla, y de vez en cuando se ponía una camiseta de Hanoi Rocks para reivindicarlos y volvía a quitársela…y les aseguro que no hacía precisamente calor!!!) y bestias como ellos solos. Estuvimos viendo unos 4 o 5 temas y decidimos irnos ya, en el momento en que el cantante reclamaba pasta para poder regresar a Tokyo, más que nada por las colas de los taxis y porque aún nos quedaba otro día más que empezaría con el desayuno, las cervezas, la música mañanera…otro esfuerzo sobrehumano por nuestra parte para poder contárselo a ustedes desde este humilde blog.
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Las dos horas de los Black crowes creo que fueron las más cortas de mi vida frente a un escenario.
ResponderEliminarAsí es, Goldstein, dos horas que parecieron extremadamente cortas. Me alegra mucho pensar que usted no se lo perdió.
ResponderEliminarHe visto a los cuervos siete veces Hank. Evidentemente insuperable será para siempre la primera, durante la gira de SOUTHERN HARMONY. En un ZELESTE, ahora RAZZMATAZZ, absolutamente petado dieron un concierto que confirmó lo que ya sabía. Eran mi banda favorita de los 90.Pero el de Vitoria me gustó mucho y entra entre las mejores noche que he pasado con ellos. Quizás porque hacía casi diez años que nos los veía, desde el doblete Barcelona / Festimad del 99,y porque el repertorio elñegido due, para mí, absolutamente demoledor. No hay máss que decir, la última gran banda americana.La última gran banda que ha pisado la tierra. Un saludo.MANEL
ResponderEliminarUf, la gira del Southern…mi disco favorito de ellos, de largo.
ResponderEliminarAquello tuvo que ser maravilloso.
Puede imaginarse que para todos los que íbamos, y que ninguno los habíamos visto, el impacto fue brutal.
Y lo del repertorio, ni hecho de encargo.
E insisto en que el carisma que irradia el Chris es algo muy especial.
En menos de un año me he quitado las espinas de Stray Cats, Tom Waits, Nick Cave y ahora Black Crowes.
No me puedo quejar, la verdad.