Hay artistas que por trayectoria y actitud deberían tener
mucha más suerte, en cuanto a éxito se refiere.
Claro que esta frase solamente tiene valor si medimos el
éxito en número de discos vendidos y en el tamaño de los recintos donde se
actúa. En ese caso, Hiatt no sería un tipo tan afortunado como otros.
Pero si medidos el éxito en el cariño que procesan los
seguidores, en la capacidad de emocionar al público y en el respeto de crítica,
compañeros y seguidores y no seguidores, entonces no me cabe duda de que John
Hiatt es uno de los grandes. De los pocos realmente grandes que queda.
Y hace un par de días tuvimos la oportunidad de volver a
encontrarnos con este crooner de nuevo sobre las tablas. Para mí era la segunda
experiencia en directo con Hiatt y he de decir que me sorprendió un poco menos
que en mi anterior cita. Quizá porque las condiciones que se dieron en aquella
primera ocasión eran mejores (me refiero a entrega del público y a la
espectacular acústica de la sala Joy Eslava), y porque en alguna parte de este
segundo encuentro eché en falta algo de falta de volumen a la voz de Hiatt (no
porque él no estuviera en forma, sino porque se oían más el resto de
instrumentos).
Pero que nadie me malinterprete. El concierto fue soberbio,
lleno de momentos de intensa emoción y de una calidad que no puedes ver
prácticamente en ningún otro combo musical. Arrancó con “Master of Disaster” y
fue repasando lo que ha sido su carrera durante estas últimas décadas. Una
carrera incontestable, todo sea dicho.
No faltaron “Cry Love”, “Have A Little Faith On Me” o “Thing
Called Love”, por poner algunos ejemplos y a mí se me hizo realmente corto el
concierto, la verdad.
Algunas referecias a sus gustos e influencias (desde AC/DC
hasta Frank Sinatra, pero nosotros encontramos pasajes muy Doors y muy Van
Morrison, entre tanta música de raices norteamericana), y una actitud simpática. Se notaba que el músico y la banda estaban
a gusto sobre el escenario, pese al escaso público (algo menos de medio aforo). Un público que, además, era de lo más variopinto y de una
media de edad bastante alta.
En resumen; un placer y un lujo tener por estas calurosas
tierras a alguien tan especial como Hiatt.
Gracias, maestro.
pues a mi en bilbao megusto un huevo...este chavalin es tremendo
ResponderEliminarSi, si que es tremendo el chavalín!! Jejeje!!
ResponderEliminarNO he podido verlo ninguna de las veces que ha venido a España. Y me jode..Buen verano Hank!!!!!
ResponderEliminar