viernes, 13 de julio de 2012

John Hiatt En San Javier


Hay artistas que por trayectoria y actitud deberían tener mucha más suerte, en cuanto a éxito se refiere. 

Claro que esta frase solamente tiene valor si medimos el éxito en número de discos vendidos y en el tamaño de los recintos donde se actúa. En ese caso, Hiatt no sería un tipo tan afortunado como otros.

Pero si medidos el éxito en el cariño que procesan los seguidores, en la capacidad de emocionar al público y en el respeto de crítica, compañeros y seguidores y no seguidores, entonces no me cabe duda de que John Hiatt es uno de los grandes. De los pocos realmente grandes que queda.

Y hace un par de días tuvimos la oportunidad de volver a encontrarnos con este crooner de nuevo sobre las tablas. Para mí era la segunda experiencia en directo con Hiatt y he de decir que me sorprendió un poco menos que en mi anterior cita. Quizá porque las condiciones que se dieron en aquella primera ocasión eran mejores (me refiero a entrega del público y a la espectacular acústica de la sala Joy Eslava), y porque en alguna parte de este segundo encuentro eché en falta algo de falta de volumen a la voz de Hiatt (no porque él no estuviera en forma, sino porque se oían más el resto de instrumentos).

Pero que nadie me malinterprete. El concierto fue soberbio, lleno de momentos de intensa emoción y de una calidad que no puedes ver prácticamente en ningún otro combo musical. Arrancó con “Master of Disaster” y fue repasando lo que ha sido su carrera durante estas últimas décadas. Una carrera incontestable, todo sea dicho.

No faltaron “Cry Love”, “Have A Little Faith On Me” o “Thing Called Love”, por poner algunos ejemplos y a mí se me hizo realmente corto el concierto, la verdad.

Algunas referecias a sus gustos e influencias (desde AC/DC hasta Frank Sinatra, pero nosotros encontramos pasajes muy Doors y muy Van Morrison, entre tanta música de raices norteamericana), y una actitud simpática. Se notaba que el músico y la banda estaban a gusto sobre el escenario, pese al escaso público (algo menos de medio aforo). Un público que, además, era de lo más variopinto y de una media de edad bastante alta.

En resumen; un placer y un lujo tener por estas calurosas tierras a alguien tan especial como Hiatt.

Gracias, maestro.

3 comentarios:

  1. pues a mi en bilbao megusto un huevo...este chavalin es tremendo

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  2. Si, si que es tremendo el chavalín!! Jejeje!!

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  3. NO he podido verlo ninguna de las veces que ha venido a España. Y me jode..Buen verano Hank!!!!!

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