martes, 8 de octubre de 2013

Wendy: La Reina del Shock Rock

“El acto de quitarme la vida no es algo que decida hacer a la ligera. No creo que nadie se quite la vida sin antes haberlo reflexionado profundamente durante un largo periodo de tiempo. De todas formas, estoy convencida que el derecho a poder hacerlo es uno de los derechos fundamentales que alguien puede llegar a tener en una sociedad libre. Pienso que la mayoría de lo que hace el mundo no tiene ningún sentido, pero el sentimiento con respecto a lo que estoy haciendo suena alto y claro en el interior del oído, en un lugar en el que no hay nadie, sólo la calma. Amor eterno, Wendy.”

wendy

Con esta nota se despedía probablemente la mujer más peligrosa y excesiva de la historia del Rock And Roll. Wendy Orlean Williams ya se había retirado de los escenarios hacía unos años, y dedicaba su tiempo a la recuperación de animales, quizá ya harta de los medios, de las denuncias, de la gente…es cierto que durante los años que desarrolló su carrera en solitario sus escándalos fueron disminuyendo de intensidad, pero eso no le quitó jamás un ápice de fuerza y carisma. De todas formas, no puedo disimular que prefiero mucho más su época de líder de The Plasmatics que su aventura “heavy metalera” posterior.

Y todo gracias a “Coup d´Etat” (1982), que pasa por ser uno de los álbumes definitivos del género punk, y obra cumbre del grupo. Tanto la calidad como la influencia de este disco en infinidad de bandas, artistas, movimientos (Riot Grrrl) y gentes anónimas (hombres y mujeres) no tiene parangón.

Y es que en “Coup d´Etat” todo es perfecto. Las composiciones, la producción (Dieter Dierks, conocido productor alemán que ha trabajado especialmente con Scorpions, pero también con Rory Gallagher o con Twisted Sister, por nombrar a algunos), la fuerza descomunal que emana y, quizá, el hecho de ser el eslabón perdido, donde se mezcla por primera vez, y de manera totalmente solvente, punk y metal.


Pero lo más importante de “Coup d´Etat” es Wendy, lo mires por donde lo mires. Ese comienzo absolutamente brutal con “Put Your Love In Me”, es ya historia de la música. “Stop”, la versión “No Class” de Motörhead, “Mistress Of Taboo”, “Country Fairs” o el imprescindible “The Damned”. Mi favorita, no obstante, siempre sera “Rock And Roll”, la cual canturreo habitualmente desde que la descubrí hace décadas. Es una canción que jamás se me va de la cabeza. Las guitarras de Richie Stotts nunca serán lo suficientemente valoradas (quizá su crestuda imagen hacen pensar que se trata de un manazas a las 6 cuerdas), pero es cierto que en este álbum son muy competentes por el sonido tan especial que consigue sacarles. Imagino que Dieter también tuvo que ver lo suyo con este hecho.




 
Yo descubrí este disco gracias a mi amigo Fernando, con el que me fui introduciendo poco a poco en un universo rockero que aún sigo explorando con avidez. Debía tener unos 13 o 14 años cuando me grabó la cinta. Él tenía (y seguro que sigue teniendo) la versión en vinilo, descatalogada hace muchos años, y que nunca he llegado a encontrar, para mi desgracia. Pueden imaginar el impacto que aquella imagen y aquel sonido produjo en mí. Eran otro tiempos, e Internet no era ni un sueño para nadie, y la manera que teníamos para conseguir información sobre las bandas que nos interesaban era “artesanal”, así que nos llegaba información solamente por las revistas, algún programa de radio, fanzines y el boca a boca.

Pero conocíamos bien el fenómeno Wendy, pese a pertenecer al mundo underground. Sabíamos que en sus comienzos había sido stripper, y que muy joven había emigrado de USA a Inglaterra, aunque terminó regresando a su país. También sabíamos de su amor por las sierras mecánicas encima del escenario, y de sus numeritos destructivos sobre las tablas (vehículos, electrodomésticos y otros chismes no se salvaban de sus performances). Pero siempre tuve claro que todo esto era secundario.

Lo importante era su manera de cantar, su tremendo carisma y la fuerza brutal y la rabia que irradiaba en escena.

Siendo ya la imagen y la voz de The Plasmatics, el apadrinamiento primero de Lemmy de Motörhead (el cuál le sigue dedicando “No Class” en directo) y después de Gene Simmons (Kiss) la catapultó tímidamente a los mass-media, aunque nunca coparía las listas de éxitos, por descontado, pero sí que aparecía con cierta regularidad en publicaciones de Rock.

También hizo algunos pinitos en el cine y hay también alguna aparición en series de TV (la absolutamente prescindible McGyver, por ejemplo).

Detenciones por hostiar policías, denuncias por exhibicionismo, escándalos por la violencia en sus actuaciones, prohibiciones de tocar en algunos países (UK), performance donde ponía su integridad física en verdadero peligro,…azote de hipócritas, moralistas y machistas…nada ni nadie podía detener a esa fuerza de la naturaleza.


Especie única y adelantada a su tiempo la Williams, que rompió barreras cada día de su vida y que decidió en 1998 que esa vez sí, que era el momento de su extinción a los 48 años alojando una bala en su cabeza. Antes había tenido otros intentos de suicidio en 1993 (con un chuchillo) y en 1997 con efedrina. Aquel 6 de abril de 1998, Rod Swenson, fundador de The Plasmatics y su pareja durante más de 20 años, regresó de compras a la zona boscosa donde los dos habían vivido desde que se mudó a Connecticut desde Nueva York. Él encontró un paquete que Wendy le había dejado con comida, semillas, bálsamo y unas cartas de despedida. Rod corrió al bosque a buscarla, y tras una hora de andar, encontró su cuerpo en un lugar que ella frecuentaba porque allí daba de comer a los animales. Su cuerpo no tenía ya pulso, y una pistola yacía a su lado.

Rod Swenson declaró que la decisión de Wendy no era producto de un momento de desesperación, sino el final de un intento continuo de acabar con su propia vida desde hacía varios años.

Tanto su increíble poder sobre el escenario como su triste final estarán siempre en la mente de algunos de nosotros.