lunes, 25 de mayo de 2009

Azkena Rock Festival (III)


Y llegamos a la última jornada del festival. Es sábado, y empiezo a notar el cansancio. No olviden este comentario, porque será determinante para hacerse una idea de cómo fue el final del festival.

Nuestra día empieza como de costumbre; copioso desayuno que termina en las primeras cañas del día, para luego dirigirnos a la plaza a ver el concierto gratis del día, en este caso Mike Farris & The Roseland Rhythm Revue. El ambiente en la plaza es mejor que el del día anterior, y hemos vuelto a hacernos fuertes en el mismo bar. Además, he quedado con Manel para vernos, pero ese encuentro nunca se produciría.

Comienza el concierto y nos acercamos al escenario. El sonido no hace justicia en absoluto a lo que se está desarrollando sobre las tablas. Así que Encar y yo nos decidimos a acercarnos un poco más para, de paso, hacer unas fotos. Mike sigue cantando como nadie. Les recuerdo que a este tipo lo vi hace unos años en la Sala Sol en una gira en la que no trajo ni guitarra. De hecho, se la tenían que prestar en los lugares donde actuaba. Aquel concierto íntimo y especial es inolvidable. Ese mismo año, actuaba con su anterior banda (los malogrados Screaming Cheetah Wheelies) en el Azkena y hubo un problema serio de sonido que derivó en un momento increíble cuando Mike cantó a cappella y se pudo escuchar en toda Vitoria la poderosa garganta de nuestro simpático amigo. Después de aquello el grupo cayó en desgracia. Las pobres ventas y, seguramente, otras razones hicieron que se disolvieran. Se dice que Mike cayó en depresión y que después descubrió a Dios. Esta noticia creó desconcierto en la comunidad rockera, pero el resultado fue un increíble giro hacia el góspel que, al menos a mí, me parece muy acertado, aunque espero que no sea eterno y vuelva a rockear como antes.

Lo dicho, el concierto cumplió todas mis expectativas y creo que todo el mundo lo disfrutó mucho.

Después de esto, y sin haber conseguido ver a Manel finalmente, nos fuimos a comer a El 7 de nuevo y a beber de lo lindo, para volver a dormir una reparadora siesta que ya no fue suficiente para mí, pues me levanté cansado y ya continué cansado toda la noche. Que la edad no perdona, camaradas, y uno hace lo que puede, pero tres días de marcha es para gente más joven que yo.

En fin, llegamos al recinto a la hora que habíamos planeado, sabiendo que nos perdíamos a Reverendo Parker, Johnny Kaplan & Lazy Stars, Dan Auerbach, Woven Hand y The New Christs. Llegamos para ver de nuevo a Farris y su banda, y el show fue muy parecido al de la mañana, si bien los artistas parecían estar algo más enchufados y extasiados en algún momento. Lástima que un sonido más propio de Manowar que de ellos arruinase en parte la actuación, debido al despilfarro de decibelios. Pero fue una gran experiencia y un más que memorable espectáculo.

Después vendría Molly Hatchet. Yo llamaría a su propuesta Hard Rock Sureño, más que sureño a secas. El grupo con las portadas más feas de la historia fue, sin duda, uno de los triunfadores del festival, a pesar de que a nosotros no nos sedujeron nada. Solamente Bocinas se acercó de nuevo a verlos cuando se pusieron con el "Free Bird" de Lynyrd Skynyrd.

Después, y aprovechando la descarga de los Hatchet para descansar un poco, estuvimos viendo a The Soundtrack Of Our Lives. Una vez más, el sonido fue enemigo del grupo, pero pese a ello disfrutamos bastante de su actuación. El grupo le puso ganas, y hay que reconocer que me gustaron más en directo de lo que creía en un principio. Muy buen momento.

Pero llegados a este punto entré en la crisis de los 40. Así, de repente. Empecé a preguntarme qué hacía allí y porqué estaba tan fundido. Empecé a recordar cuando no me cansaba nunca de estar en festivales y celebrando la ceremonia del Rock And Roll. Empecé a ponerme de mal humor (no con nadie, solamente conmigo mismo) y a cagarme en el destino y en la Naturaleza, que nos hace viejos. Decidí que era hora de entrar en la crisis de los 40, y estaba tan jodido que quería entrar también en la de los 50.

A todo esto que empiezan a tocar Fun Lovin Crminals. Era la cuarta vez que los veía, y es la vez que mejor les encuentro, si exceptuamos esa primera ocasión maravillosa en la Sala Riviera. Pero tocaron muy poco tiempo. Quizá porque la mayoría de gente ya estaba ansiosa por ver a Alice Cooper. Yo también quería verlo, pero cuando empecé a entrar en calor con los FLC (el frío reinante tampoco me ayudó mucho en ese mal momento que estaba pasando), se acabó el concierto.
Así que salió Alice.

La respuesta del público fue inmediata, y el chasco, para mí, también. Un sonido ultraheavy (y que conste que sus primeros álbumes heavies eran de mi agrado) que, para mi gusto, solamente hacía que fastidiar las grandes canciones del Alice de los 70´s. Un espectáculo que quizá en otra época hubiera encontrado divertido, pero que me pareció de lo más ridículo. Tampoco ayuda mucho que las canciones no las toquen enteras, para meter más en el set list.Una banda de acompañamiento que parecían lo que eran; simples mercenarios que no aportaban nada más que seguir las instrucciones recibidas a pies juntillas.

A mí me decepcionó profundamente. Vi a Alice hará unos 10 años, con Dog´s D´Amour de teloneros, y me gustó mucho, pero en Gasteiz la cosa era muy diferente.

El caso es que durante la última canción ("Poison"), que era la que esperaba con ansias Bocinas, nos largamos del recinto.

Ya no les dimos oportunidad a Toy Dolls, grupo que tampoco es que me vuelva loco, pero que en un momento dado pueden divertirte un rato. Ya los había visto también y esa era una razón más para que mi prioridad fuera volver al hotel a acostar mi depresión. Hubo propuesta de copeo por la zona centro, pero yo no estaba para nada ni para nadie.

Así que nos fuimos al sobre.

A la mañana siguiente nos pusimos en marcha, había que regresar.

Los ánimos eran buenos, el no castigarnos demasiado la noche anterior ayudaba a ver los kilómetros que nos quedaban para regresar con cierto optimismo.

El viaje fue bien, y quedamos en Buitrago del Lozoya para que nos timaran comiendo carne cara y mala.

Y unos días después creo que he superado, en parte, la crisis.

Sin duda, el cansancio se apoderó de mí. Me he arrepentido de no aprovechar mejor ese último día, y está claro que mis compañeros de viaje tampoco estaban ya muy fiesteros, pero me da rabia no quedarme más tiempo el sábado.

En cualquier caso, creo que ha sido un buen festival y lo hemos pasado bastante bien.

A ver qué tal va la crisis de cara a volver el año que viene.

La vida dirá.

jueves, 21 de mayo de 2009

Azkena Rock Festival (II)


Cosas nuevas de esta edición (a no ser que ya estuvieran el año pasado, que no fui) son el puesto para competir al Guitar Hero y el pequeño escenario para que los más atrevidos suban a tocar sus locuras. Ninguna de las actividades me seducen personalmente, pero creo que es una buena idea para hacer un festival más participativo.

Y la otra gran novedad son los conciertos mañaneros. Gratis y en la preciosa Plaza de la Blanca, allí montaron un escenario y convocaron a los menos resacosos a las 13:30 tanto el viernes como el sábado. Así que el viernes nos levantamos y bajamos a desayunar (un desayuno del que ya saldríamos con alguna cerveza en el cuerpo), para dirigirnos después directamente a la plaza. Allí encontramos un bar (tras otro intento en una terraza que no nos convención) en el que esperar de forma amena y siempre bajo el riego cervecero o vinícola, según gustos, que apareciese la estrella de la mañana, que no era otra que Eli “Paperboy” Reed, el Andrés Iniesta del soul! Pequeñajo, con pinta de haberse llevado muchísimos peri-palpos en el colegio, o de haberle hecho los deberes a muchos matones, con cuerpo de botella de butano, pero con una voz y una actitud fantásticas. Su repertorio lo basó en el aclamado (y con todo merecimiento) “Roll With You” un disco que he escuchado decenas de veces desde que lo descubrí. Su propuesta soulera es atemporal y quizá por eso nos guste tanto que este joven viva e interprete el soul de la manera que lo hace. ¿El Otis Redding blanco? Aún le queda a nuestro amigo con aspecto de seminarista, pero desde luego este tiene que ser el camino. Ofreció un show armado únicamente con una guitarra y con su poderosa garganta, sin ningún tipo de adorno musical más, y desde luego que nos puso en órbita y con muchas ganas de volver a verlo unas horas más tarde en el recinto del festival, ya con la banda al completo.

Después de la mañana cervecera y musical (así es la vida, amigos míos!!!) nos dirigimos a El 7, en la calle Chuchillería, donde comeríamos tanto el viernes como el sábado.

Como la comida fue generosa en cerveza y vino (una vez más), tras ésta nos dirigimos al Desiderio para dormir un poco y prepararnos para el asalto nocturno. Como pueden comprobar, ha sido un fin de semana de mucho y tedioso trabajo, tanto para mí como para el resto de mis acompañantes y para mi pareja. Pero queríamos estar ahí para poder contárselo a ustedes.

Bien, pues una vez liberados de las terribles garras de Morfeo, nos ponemos las pilas y nos volvemos a dirigir a Mendizabala.

De las actuaciones del viernes nos perdimos a Jon Ulecia & Cantina Bizarro, a Elliot Brood (he escuchado su disco “Tin Type” y, sin volverme loco, tampoco me desagrada), a The Fabulous Thunderbirds, a Howlin Rain (bastante bueno el “Magnificent Fiend”) y a Dr Dog, que probablemente fue a los que más me dolió perderme, pero que espero tener otra oportunidad de verlos (“Easy Beat” es un disco en ocasiones extraño para mí, pero interesantísimo y muy disfrutable. Me gusta, especialmente, el tema “The Pretender”, una de mis canciones de lo que llevamos de año). Pero nuestra filosofía azkenera es pasarlo bien, y esto supone ir sin estrés de ningún tipo, así que no nos duele demasiado perdernos alguna actuación de éstas que empiezan tan temprano.

Así, pues, cuando llegamos al recinto nos encontramos de nuevo con El Repartidor de Periódicos, esta vez con su banda y con un impecable traje azul brillante, bastante horroroso para mi gusto. Pero Eli es así. Y sí por la mañana ya había dado muestras de su incuestionable talento, por la tarde hizo lo propio, esta vez respaldado por una banda bastante solvente. Y se llevó a la gente de calle. El escenario y la zona del público se convirtieron en una fiesta. Éxito total y sonrisa en las caras de la gente de satisfacción tras ver al joven soulman actuar. Desde “Stake Your Claim”, a “It´s Easier”, pasando por el “Boom Boom”, en todas y cada una de ellas se atesoraba calidad y magia, tanto por parte de Eli como de sus True Lovers. Mi favorita fue, probablemente, “Am I Wasting My Time”. Ya tengo ganas de volver a verlo este verano en Cartagena. Será grande.

La siguiente actuación de la tarde que vimos fue la de UK Subs. Éstos veteranísimos de la escena punk sustituían a los Bad Brains, baja de última hora en el cartel por circunstancias que desconozco. Y no es que fuera el concierto de nuestras vidas, pero al menos le pusieron ganas y no me dejaron mal sabor de boca, a pesar de no prestarles tampoco una atención excesiva.

Después de los UK Subs fuimos a la carpa a ver a los británicos The Zombies. Tenía interés en ver y escuchar a estos veteranos del beat, que no disfrutaron del éxito masivo de sus compañeros de generación (The Beatles, The Kinks), exceptuando su breve conquista del mercado yankee. Recuerdo que fue llegar a la carpa y comentarles a mis compas “ey! este tío sabe cantar!”. Y es que mi primera impresión fue muy buena, pero conforme avanzaba la actuación me gustaban cada vez menos. No es el tipo de música que más me motive, pero fui perdiendo el interés en ellos a pasos agigantados.

Después, y ya en el escenario grande, vinieron Soul Asylum. Y supuso otra decepción. Parecía que por momentos arrancarían, pero me daba la impresión de que utilizaban pólvora mojada. “Aburrevacas!!!” gritó un tipo desde el césped, y vaya si nos convenció el talentoso comentario. Para colmo, el cantante se me daba un aire (hasta 6 personas me lo dijeron entre los dos días!!), y tuve que aguantar la brómica del “aburrevacas” lo que quedó de festival. Decepción, la verdad, quizá multiplicada por la impaciencia por ver y saborear al fin el plato fuerte de la noche (y del festival).

Y por fin salen a escena The Black Crowes. Dios!...cuántas ganas tenía de ver a esta banda en vivo. Y no podía creer que salieran a escena tocando “Sting Me” y “Twice As Hard” de primeras. Era, y de hecho todo el set list fue, como si me hubiesen hecho caso. Hablábamos Mig y yo de que no nos faltaba ninguna canción de las que habríamos escogido si nos hubiesen encargado el listado, pero luego sí que eché en falta, por ejemplo, “Locust Street”, de su último disco en estudio. O sea, que son todas las que están, pero no están todas las que son, algo totalmente imposible debido a la extensión y, sobre todo, a la calidad de la obra de los de Atlanta.

Maravillosas partes instrumentales, con unas guitarras fascinantes, y una sección rítmica de las mejores que haya podido oír sobre un escenario. Lo tienen todo; experiencia, sonido (contundente, limpio, colosal!!!!), imagen, puesta en escena, canciones increíbles…MAGIA, con mayúsculas. Encar, que bajo mi punto de vista tiene un criterio musical muy agudo, sobre todo en lo referente a los vocalistas, hacía hincapié en lo bien que canta Chris Robinson. Yo confiaba en que sería un buen cantante de directo, pero realmente superó todas mis expectativas. Además, el tipo tiene un estilo muy particular, tanto en la forma de cantar como en la de moverse por el escenario.

Jealous Again”, la versión de OtisHard To Handle”, “Remedy” y “Thick ´n ´Thin” fueron los temas que más me gustaron, además de los dos primeros.

Me cuesta encontrar palabras para transmitir las sensaciones que viví durante esta actuación. De veras les digo que este concierto entra directamente en mi Top 5 de conciertos de mi vida. Yo sé que en su momento no mostré tanto entusiasmo como ahora, pero es que no se me va de la cabeza esta actuación, y ya hace unos días de ello. Sencillamente maravillosos Los Cuervos. Me gustaría escuchar el punto de vista de alguien que los haya visto en más ocasiones y comparar el estado actual de la banda con otros de su pasado.

En fin, que tras este clímax nos miramos y dijimos que ya podían dar por finalizado el festival si quisiera la organización, que tanto el desplazamiento, el frío que estábamos pasando y el esfuerzo económico estaban ya totalmente justificados.

Afortunadamente aún quedaban más músicas por escuchar. Esa noche cerraban unos japoneses locos llamados Electric Eel Shock. Sergio Bocinas (el hombre que popularizó la frase “se puede decir más claro, pero no más alto”), y un servidor ya los habíamos visto hace unos años, y sabíamos que su propuesta es divertida y kamikaze (para el físico de ellos), y que no son la gente más virtuosa del mundo, pero sí divertidos (el batería iba desnudo, solamente llevaba un pañuelo en la polla, y de vez en cuando se ponía una camiseta de Hanoi Rocks para reivindicarlos y volvía a quitársela…y les aseguro que no hacía precisamente calor!!!) y bestias como ellos solos. Estuvimos viendo unos 4 o 5 temas y decidimos irnos ya, en el momento en que el cantante reclamaba pasta para poder regresar a Tokyo, más que nada por las colas de los taxis y porque aún nos quedaba otro día más que empezaría con el desayuno, las cervezas, la música mañanera…otro esfuerzo sobrehumano por nuestra parte para poder contárselo a ustedes desde este humilde blog.

martes, 19 de mayo de 2009

Azkena Rock Festival (I)


Como cada año (solamente fallamos el pasado desde hace ya unos cuantos) Encar y yo nos dirigíamos de nuevo a Gasteiz para disfrutar una vez más de tres largas jornadas de música, ambiente, buena compañía y, en definitiva, mucho Rock And Roll.

El motivo principal de nuestro peregrinaje era la visita, después de 10 años más o menos sin pisar suelo ibérico, de The Black Crowes. Una banda que siempre he considerado la mejor de los 90´s, y que nunca había tenido oportunidad de ver. Pero esto sería el viernes 15, así que vayamos por partes.

Es jueves 14. Yo estoy aún en la oficina pero tengo ya hablado que saldré antes porque me tengo que ir de viaje. El día anterior habían llegado a casa Oscar, Alicia y, por supuesto, la Encar. Habían decidido hacer el largo viaje desde Murcia en dos etapas y de paso dar una vuelta por Madrid. En dicho paseo madrileño, Oscar aprovecha para hacer unas compras de vinilos y se empeña en regalarme el “Blah, Blah, Blah” disco de Iggy Pop grabado en el 86. Además, se tropiezan a algún famoso que otro por Chueca y hacen una rápida visita al lugar donde trabajo, que no es otro que la Casa de Pocoyo.

Volviendo al jueves, ya he comido y no veo la hora de salir. Me encuentro ya en un estado de excitación bastante palpable, pues en verdad os digo que echaba de menos el rollito que se cuece en Vitoria los días del Azkena.

Así que por fin me escaqueo y me pongo rumbo a casa. Allí me encuentro con Miguel, que ha llegado de Cartagena, y que también está ya listo y preparo mi equipaje a toda velocidad para que podamos partir cuanto antes. Hacemos un reparto de coches por sexos, cosa que no me convence mucho, pero que tenía que ver más con los humos que con otra cosa y que al final resultó ser bastante coherente. Así que Encar y Alicia se marchan en un coche, y Oscar, Miguel y yo en otro.

Durante el camino escuchamos a los Stones y a Jane´s Addiction, y nos encontramos un tremendo control policial que nos sobresalta bastante. Cadenas, perros y muchas armas nos intimidan y nos cortan un poco el rollo, además de retrasarnos una media hora. Pasado este trance, y heridos en nuestro orgullo por no ser considerados ya ni sospechosos, logramos llegar a la capital alavesa y aparcamos con bastante facilidad. Además en zona blanca, un bien cada vez más escaso en nuestras ciudades.

Llegamos al hotel de siempre, el Desiderio, y recogemos las llaves de nuestras habitaciones. Para nuestra sorpresa ha habido un error y nos han dado una habitación doble en lugar de una de matrimonio, que vale que ni el Ayuntamiento ni, por supuesto, la Iglesia son testigos de nuestra vida en común, pero eso no es excusa para hacernos esto. Finalmente aceptamos las condiciones aunque queda patente que el error es de ellos. Una pírrica victoria, pero que eleva ligeramente la moral para continuar con alegría nuestra aventura.

Es en Gasteiz donde nos encontramos con Sergio Bocinakas, el otro integrante de la rockera excursión. No dormiré tranquilo si no les cuento que hubo una baja de última hora; Pichón se quedó en Barna y no pudimos compartir estos días con él. Una auténtica lástima.

Bien, pues iniciamos la excursión a Mendizabala, el recinto donde se aloja el festival. Por las horas que eran, ya no pillaríamos a ninguno de los primeros grupos (Jenny Dee & The Deelinquents, The Inspector Cluzo, los veteranos Burning, White Denim, The Freeks y The Breeders), pero vimos la actuación completa de Juliette And The New Romantics. Y qué quieren que les diga. La Julieta ha cambiado de banda y desde luego que ha sido para mal. Éstos New Romantics deben ser de lo peor que ha pasado por el ARF en sus ya varios años de existencia. Canciones de dudosa calidad, partes instrumentales mediocres e incursiones en diferentes estilos y con desigual suerte. Lo único que no podemos reprocharle a la estrella de Hollywood es precisamente su actitud y entrega. Pero no todo es actitud, claro, y la verdad es que se convirtió en un show bastante prescindible. De hecho, me da la impresión de que ha perdido algo que le hacía tener algún atractivo, que era esa propuesta de especie de Iggy femenina. Ella mantiene fuerza y cierto estilo, pero no está respaldada por una banda mínimamente competente.

En fin. Después de la Lewis es turno de Hardcore Superstar. Solamente había escuchado el disco de idéntico nombre al de la banda, y no es precisamente santo de mi devoción, pero tenía cierto interés en verles porque me habían hablado bastante bien de su directo. Y la verdad es que duramos tres canciones. Yo no sé si aquello (un compendio de clichés hardrockeros que apenas aportaban nada, bajo mi punto de vista) mejoraría conforme avanzó el concierto, pero a nosotros nos bastaron esas tres canciones para decidir que ya habíamos tomado el primer contacto con el festival y que lo mejor sería recogernos pronto porque las dos jornadas siguientes serían duras.

Y eso hicimos.