
De esos conciertos a los que vas porque sabes que el artista o grupo en cuestión es de los que merece la pena, de los que tienes que ver si tienes oportunidad. De los que aunque no conozcas apenas su obra sabes que vas a disfrutar, porque llega un momento en que uno reconoce al buen músico, al buen artista sin necesidad de profundizar en toda su carrera.
Yo soy un profano en la obra de Hiatt. Conocía algún tema, pero nunca he tenido discos de él.
Así que si esperan que esta breve reseña está llena de datos acerca de los temas que interpretó John, se van a llevar una gran desilusión.
Yo he venido a hablar de algunas sensaciones.
Y les aseguro que Hiatt transmite muchas sensaciones en directo. Acompañado de tres estupendo músicos, de sus guitarras (me gustaba especialmente cuando cogía la Telecaster) y de una magnífica voz. Va sobrado de voz. Al principio dudé un segundo porque parecía que no llegaba a algunas notas pero, afortunadamente, fue un espejismo y estuvo a una gran altura durante las dos horas aproximadamente que duró el espectáculo.
A veces country, a veces blues…pero siempre controlando cada estilo al que se enfrentaba, con esa actitud de maestro y de estar de vuelta de todo, pero sin arrogancias. Agradecido con la gente y, sobretodo, disfrutando sobre el escenario.
Hablemos de la sala. La sala apesta. Es bonita, suena bien (aunque yo le habría subido un poco la voz a John), pero apesta. La Joy Eslava ésta es uno de los garitos más pijos de Madrid. En sus aseos Guti seguro que ha fornicado en más de una ocasión.
Está llena de gorilas con chaqueta y pinganillo que me dan miedo. No sé qué hace un ejército de brutos de éstos en un concierto de Hiatt o de muchos otros artistas. Ellos son mucho más peligrosos que cualquier rockero que va a un espectáculo de este tipo un miércoles noche cualquiera.
Y, por cierto, el garito estaba lleno. Estaba yo al lado de Hendrik Roever de Del Tonos (que debe medir 40 pies) y también reconocí a uno de Los Secretos y la gente cantaba las canciones de John y creo que todo el mundo salió más que satisfecho.
Y doy gracias a Encar por haberme sorprendido con este hermoso regalo.