miércoles, 13 de octubre de 2010

El Futuro No Está Escrito

Este viernes pasado dieron en La 2 el documental Joe Strummer: The Future Is Unwritten, de Julian Temple.

Lo pillamos ya empezado, pero nos quedamos Encar y yo viéndolo hasta el final. Tenía muchas ganas de hincarle el diente, pues Strummer es, sin duda, una de mis figuras favoritas de la historia de la música. Él y su Telecaster me acompañarán siempre. Y no solo por su obra, sino por lo que he podido ir conociendo de su forma de ser.

En el documental hay mucho material extraño y fascinante de The Clash y parece ser que el mismo Strummer comenzó este proyecto con Temple. Su voz sonará habitualmente durante todo el metraje. Es curiosa la manera de presentar los testimonios de muchos de los que le conocieron. Se trata de ponerlos alrededor de una hoguera y que cuenten cosas sobre su relación con él con la ciudad de turno de fondo. Podremos ver a tipos tan interesantes como Johnny Depp, Steve Buscemi, John Cusack o Jim Jarmusch, entre otros muchos, hablando sobre Strummer.

Eché en falta referencias amplias sobre sus estancias en España, especialmente en Madrid y en Granada, codeándose con los 091, con Santiago Auserón o con Julián Hernández, entre muchos otros.

También tenía entendido que le gustaba comprar coches viejos y arreglarlos con Brian Setzer, pero de esto tampoco dijeron nada.

Precisamente uno de sus amigos españoles escribía hace ya unos años en un foro multitud de anécdotas sobre Joe Strummer. Ahí se podía leer cosas asombrosas, pero me voy a quedar con esta anécdota que me hizo muy feliz leer en su día. Pido permiso al autor por copiar su escrito pero, habiendo sido publicado en un foro, imagino que no habrá problemas por propagar lo escrito un poco más. Y dejo el enlace del enorme post por si alguien quiere visitarlo.

Sin más, decirles que Strummer es y será uno de los más grandes y en una ocasión en la que le dije a Fermín Muguruza que él había sido una fuerte inspiración en mi vida, me contestó que no tenía derecho a decirle eso, que si él le dijese lo mismo a Joe Strummer seguro que éste no se sentiría cómodo. Y creo que tenía toda la razón.

Ésta es la anécdota:

Fabrizzi era un músico vagabundo, un acordeonista increí­ble, excepcional. Un tipo con los ojos como Martin Feldman (el de "El jovencito Frankenstein") que se ganaba la vida tocando el acordeón, por unas monedas, en la calle Zacatí­n, de Granada. Era un "homeless" que interpretaba al acordeón música clásica (Tchaikovsky, Mozart, Beethoven), tangos, canciones pop... lo que fuera... con una maestrí­a increí­ble. Un músico excepcional (De hecho, Enrique Morente y yo lo estuvimos buscando para que tocase el acordeón en 'Omega').

Yo habí­a conocido a Fabrizzi unos meses antes, en la calle Zacatí­n. Habí­a oí­do una música buení­sima desde lejos y, conforme me acercaba, descubrí­ que era un acordeonista callejero. Era la hostia.

Me quedé escuchándolo al menos media hora, echándole monedas y aplaudiendo con cada nueva cosa que tocaba. Al final, cuando ya el grupo de gente que se habí­a congregado a su alrededor se habí­a dispersado, yo seguí­a allí­, todo embelesado.

Le dije: ¿Cómo te llamas, tí­o?

Me dijo: Me llamo Juan Carlos, pero todo el mundo me llama Fabrizzi.

Le dije: Pues eres la hostia. De verdad.

Me dijo: Tú debes ser músico.

Le dije: Sí­. Y estoy asombrado. ¿Cómo consigues tocar a Tchaikovsky de esa manera? Estoy alucinado.

Me dijo: Tchaikovsky no es tan complicado. Lo difí­cil son los Clash y los Rolling Stones.

Le dije: No me jodas. ¿Conoces a los Clash?

Me respondió: ¿Los Clash? Son mi grupo favorito.

Y empezó a tocar "Jimmy Jazz".

Le dije a Fabrizzi: "Recoge: Te invito a lo que quieras".

Nos fuimos a un bar, bebimos cervezas (yo coca-colas) y hablamos larguí­simamente sobre los Clash. Nos despedimos una hora después como absolutos colegas. Yo, a partir de ese dí­a, trataba de pasarme por la calle Zacatí­n para oí­rlo, él para pedirme que le contara historias de Joe Strummer o para que me contara que lo habí­an contratado como músico en una obra de teatro. Así­ habí­amos seguido durante seis meses...

Y bueno, aquel dí­a, en el Campo del Prí­ncipe, mientras Joe está diciéndome lo jodido que está, aparece Fabrizzi con su acordeón.

Lo veo de lejos. Le hago un gesto. Me ve de lejos y se acerca, sin dejar de tocar, hasta nuestra mesa.

Y esta escena es la hostia. Uno de los momentos más acojonantes de mi vida. Majestuoso.

Fabrizzi llega a nuestra mesa con el acordeón a cuestas. Le digo a Fabrizzi: "Fabrizzi, éste tí­o de aquí­ es Joe Strummer".

Fabrizzi lo mira. Me mira a mí­. Me dice: "No. Ese no es Joe Strummer".

Joe se vuelve hacia él, y le dice en español: "Si, yo soy Joe Strummer, señor".

Fabrizzi le dice: "Tú no eres Joe Strummer. Tú te pareces a Joe Strummer. Pero no eres Joe Strummer".

Joe me pide que traduzca lo que ha dicho Fabrizzi. Se lo traduzco.

Joe se enfada: "Of course I'm Joe Strummer!".

"Tú no eres Joe Strummer", le dice Fabrizzi con toda tranquilidad.

Joe se levanta de su silla. "¡Sí­ soy Joe Strummer!", dice en español.

Fabrizzi, tan vagabundo, con sus ojos a lo Martin Feldman, sonrí­e como los vagabundos que han visto de todo y han oí­do de todo en este mundo. Vuelve a decirle: "Que no, que no eres Joe Strummer. Yo conozco a Joe Strummer y es mucho más alto que tú".

Joe me pide traducción. Traduzco.

Y Fabrizzi le espeta entonces: "Si eres Joe Strummer, canta esto".

Y se pone a tocar "Jimmy Jazz".

Y cuando Joe Strummer escucha que un músico callejero está tocando en un acordeón "Jimmy Jazz", que le dice en su cara que no es Joe Strummer, y que el músico callejero está tocando su canción... Joe... Ese Joe Strummer, se va a su lado y, como otro músico callejero, se pone a cantar "Jimmy Jazz" con la voz de Joe Strummer. Y los dos músicos se miran. Y Fabrizzi toca de la hostia y Joe Strummer canta de la hostia.

Putos músicos los dos, como si estuvieran tocando en el metro de Madrid.

Y Joe cantando con lágrimas en los ojos. El dí­a de su cumpleaños se va a Granada y se encuentra a un músico vagabundo que toca sus canciones por la calle para ganarse la vida, que le niega el derecho a ser Joe Strummer, pero que se sabe sus canciones.

Terminan el "Jimmy Jazz" y Fabrizzi le dice: "Bueno, la voz se parece bastante. Pero, si quieres, probamos con 'London Calling'".

Fabrizzi me dice luego: "Dile que sí­, que es Joe Strummer".

Se lo traduzco a Joe, al que le caen los lagrimones por toda la cara.

"El mejor cumpleaños de mi vida", dice Joe. "El mejor cumpleaños de mi vida".

Para colmo, se acercan a nuestra mesa unos turistas ingleses, y le echan unas monedas a Joe: "Brilliant, really brilliant. You both sound exactly as The Clash".


http://www.ipunkforos.com/viewtopic.php?f=2&t=82658
http://www.joestrummerthemovie.com/

4 comentarios:

  1. Esta anécdota no puede ser cierta...

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  2. Yo si me la creo.
    Por tres razones:

    a/ porque me la creo
    b/ porque me encaja en la personalidad de Joe Strummer (según he leído de él en distintos sitios)
    c/ porque me gusta tanto que quiero creérmela

    Si tiene tiempo repase el post que escribe el tipo (Jesús Arias, ahora periodista, él estuvo en TNT y Exxon Valdez y muy relacionado con Lagartija Nick y 091). He dejado el link. Hay otras muchas cosas curiosas acerca de Strummer que le sorprenderán. Como cuando inicia la búsqueda de la tumba de Lorca, o cuando Santiago Auserón le deja pasta para comprar un coche en Madrid que sigue desaparecido.

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  3. Que no, que no, que el de la anécdota no puede ser Joe Strummer... :-)
    Yo también vi el programa, pero a trozos.

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  4. Je,je,je...cómo es usted, Miguelillo.
    Por cierto, tanto la versión de Marley como el vídeo en sí mismo me ponen los pelos de punta.
    Es realmente emocionante.

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