lunes, 25 de octubre de 2010

Hace 1.000.000 De Años

Miércoles 5 de Diciembre de 1990. Tengo 19 años. Estoy con mi colega Piñeiro sentado en el suelo de una gasolinera. Bebemos cerveza en formato litro. Estamos los dos viendo como una estrambótica procesión de individuos van, vienen, gritan, se ríen, hacen el loco, o simplemente se dirigen, generalmente en grupos, hacia una discoteca que hay en este lugar que podría ser el cruce de la 61 con la 49, y donde bien podríamos haber pillado a Robert Johnson cerrando su pacto con Belcebú unas décadas antes.

Pero no. Lo que nos trae aquí es una banda neoyorkina que se hacen llamar The Ramones. Nos encantan. Nos gustan con locura. Piñe es más punk que yo y odia el heavy. A mí me gustan muchas cosas heavies, pero adoro el punk también. Los dos queremos ver a este grupo. Como no conocemos a nadie más que quisiera venir al concierto y no tenemos coche, nos hemos venido en bus desde Cartagena hasta el Cruce Del Raal, donde se encuentra la discoteca Snoopy, extraño lugar para presenciar una descarga ramoniana.

La fauna es de todos los colores. Punks, heavies…hasta rapados se ven por aquí. En los 80´s y 90´s el tema de las tribus estaba mucho más definido que actualmente. Como estamos solos, y aunque aún falta bastante tiempo para el comienzo del concierto, decidimos entrar en la sala. Cuando entramos, la sala está bastante vacía. No es raro, pues falta más de media hora para que sea la hora de comienzo oficial. En estos años, los retrasos en los conciertos es el pan nuestro de cada día, y la gente se lo toma con calma.

Pero los acontecimientos se precipitan y, de repente, se apagan las luces y se oye un “One, two, three, four..." y sí, ahí están los Ramones, sobre las tablas.

El concierto es muy corto, como de unos 45 minutos, si mal no recuerdo. Es la gira de “Brain Drain”. Muy intenso, pero corto. Y lo que es peor, se ha quedado un montón de gente fuera, pues no les ha dado tiempo a entrar. Cuando salimos del local parece que, en efecto, al Cruce ha llegado Satanás. Coches quemados, sirenas de la policía, gente destrozando cosas…eran tiempos en los que el Rock And Roll seguía siendo altamente peligroso.

Aquella noche terminaríamos durmiendo en la Estación de Autobuses de Murcia.
Lo habíamos logrado.

Septiembre de 1992.
Me eché una novia y me fui a vivir a Madrid con ella. Sin trabajo y sin nada que hacer durante el día. En realidad fue el principio de nuestro fin. Pero esa noche tocan The Ramones en la Sala Canciller. No tenemos dinero para ir a verlos. La noche anterior pillamos a un tío empapelando la Calle Princesa con posters del concierto. Nos regala unos carteles de un concierto al que no podremos ir.

Por la mañana holgazaneamos por la parte de los Cines Renoir.
Miro al suelo y veo un papel doblado.
Sus dibujos me resultan familiares.
En efecto, es un billete de 5.000 pesetas.
Dinero!!! Qué hacer???
La entrada vale unas 2.800 pesetas cada una. ¿Lo guardamos porque nos hará falta o lo gastamos y nos vamos a ver a los Ramones? No tardamos ni 10 segundos en tomar camino hacia Madrid Rock.

Hay que sacar la entrada y hay que hacerlo ya. Llegamos a la altura de la tienda de discos. Aparece una furgoneta blanca con los cristales oscuros. De ella salen los Ramones que, resulta, van a firmar en la tienda.

Esto no puede ser verdad.

Mi acompañante, aficionada a la fotografía, siempre lleva su cámara. En aquella época no había digitales, claro. Ni móviles.

Guardamos cola.
Sacamos la entrada.
Guardamos cola de nuevo.
Nos firman las entradas y nos hacemos fotos con ellos.
Compro un vinilo de "Mondo Bizarro", el disco del momento, que le llevaré a mi amigo Piñeiro, también firmado.

Esa noche estuvimos en el concierto en la Canciller. Después estuvimos por Malasaña en el Nueva Visión, cuyo dueño llevó a firmar tantos singles al grupo que los miembros de la banda miraron extrañados todo ese material asombroso y sorprendente incluso para ellos.

Dos fechas históricas en mi pequeño bagaje rockero...y ya hace 20 años de la primera de ellas.

El otro día veíamos en casa Encar, Piñeiro y yo el vídeo de la historia del grupo.

Joey, Dee Dee, Johnny...todos han muerto.

Y me puse a hacer memoria.

Y cuando hago memoria, a veces me da escalofríos pensar en eso que llaman paso del tiempo.

4 comentarios:

  1. Que recuerdos. Cuando historias como estas te vienen de repente a la cabeza una sonrisa y la mirada perdida sobresalen al instante. Que suerte haber visto a los Ramones en directo.
    Un post muy emotivo.
    Un Saludo

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  2. No sienta usted nostalgia, es todavía peor cuando ves que los grupos que escuchabas hace 20 años siguen vivos Y TOCANDO!
    Yo me deprimo cuando veo hoy carteles de Obus, Iron Maiden ó Medina Azahara... y si además me invitan a ir... entonces me dán ganas de saltar por un puente!! :)

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  3. Cómo es usted, Trebol-A.
    El Rock And Roll está lleno de viejunos que lo siguen dando todo!!!

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  4. Entradas como este te hacen imprecindible en la red blogger. RAMONES, recuerdo la primera vez que los ví. Tuve que ir solo ya que mis colegas, jevis todos, no querían ir a verlos. Yo también era jevi pero algo más abierto de miras que ellos...Años después todos estábamos juntos viendo sus conciertos...saludos.

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