lunes, 6 de abril de 2009

La Conquista De La Pérfida Albión (III)


El tercer día decidimos que podríamos visitar algún museo (siempre con la premisa de no guardar colas excesivas, pues en ese caso preferíamos pasear por las calles londinenses) y nos decantamos por el Museo de Historia Natural.

Tiene mucha fama, pero quizá lo que más me llamó la atención fue la sala en la que tienen diferentes especies para comprobar su tamaño, y entre ellas destaca esa ballena azul gorda como ella sola. Tanto que comparé mi peso con ella en una báscula que echa cuentas de cuántas veces son más pesados que tú algunos animales. Y no ganó por tanto como me hubiera gustado.

Tambén me gustó la estatua de Darwin y el profundo respeto que se le manifiesta desde el museo, máxime en este año de aniversarios.

Lo más bonito del museo, sin embargo, creo que es el tronco gigantesco de una preciosa secuoya milenaria y de muchos metros de diámetro, en la que vienen señaladas en los anillos de la misma, las fechas de algunos acontecimientos históricos importantes que vivió el tremendo árbol (descubrimiento de América, Lutero, el gol de Koeman en Wembley…). Además de eso, el edificio en sí es muy bonito, y al estar ideado desde un principio para albergar el museo, tiene infinidad de detalles en su arquitectura y ornamentación de temas naturales. Muy bonito, la verdad.

Después de eso fuimos a Hyde Park, Y sí, es cierto que hay ardillas. Además de eso, la ciudad goza de un buen pulmón para que no mueran sus habitantes por exceso de contaminación. Al menos no masiva e inmediatamente. Bien cuidado y con mucha gente disfrutándolo.

De ahí marchamos a Portobello Market. No estaba mal, pero lo mejor era su ubicación. A estas alturas del viaje aún no había adquirido ningún vinilo, y eso no podía seguir así. Así que cayó una edición preciosa de “Quadrophenia” de The Who del 73 con el libreto original. También un álbum de The Smiths (“Boyfriend In A Coma”) de increíble vinilo dorado-transparente. Lo de pillarme esos vinilos de ambas bandas británicas en las islas me hacía especial ilusión. También el “Gonna Ball” de Stray Cats y un single de ellos colaborando con Dave Edmuns. El Pichón me regaló un single de Kiss con “Hard Luck Woman” y mi canción favorita de los neoyorkinos como Cara B; “Mr. Speed”.

Acabamos la noche, una vez más, en el Horseshoe Inn. El camarero de ascendencia asiática ya se reía cuando nos veía entrar al local. Nosotros seguíamos fieles a nuestra pub favorito.

Tras unas pintas y ya en casa, el decojono fue máximo cuando le descubrimos a Pichón la escena del combate en el Coliseo romano en “Way Of The Dragon”entre Bruce Lee y Chuck Norris. Ya no tanto las ostias que recibe Norris (que mola mucho) sino cuando el gran Lee le arranca los pelos del pecho a Chuck, para luego despreciarlos con un soplido que ya es parte de la historia del cine.

Una imagen digna para cerrar otro día de paliza londinense.

2 comentarios:

  1. Yo personalmente desapruebo su admiración a Darwin. Estoy absolutamente en contra de esas teorías evolucionistas que postulan que el hombre desciende del mono.

    Mi teoría es que el hombre desciende de la comadreja. Con algunos hombres me resultaría muy sencillo probarlo, en cualquier caso.

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  2. míticos vinilos, y mítica escena la del pequeño dragón v.s chuck norris!
    la verdad es que visitar tiendas de discos en londres ha de ser orgásmico hasta decir basta...
    salud!

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