Estando en una pequeña tienda de discos cerca de la Plaza Real de Cartagena (no recuerdo ya el nombre de la tienda…puede ser Discos Selección?), mi colega el Parra y yo descubrimos aquel disco. Le pedimos al tío que pusiera un corte, y aquello nos sonaba muy raro. No me extraña, pues es uno de esos discos que inventan un sonido no mostrado por nadie hasta ese momento. El caso es que el Parra tenía la pasta, así que decidió comprarlo, más motivado por las pintas del grupo que por el sonido, pues necesitaríamos un par de escuchas más para poder llegar a decir que aquello era dinamita pura.
Desde el primer momento con la intro de “Up The Beach”, te das cuenta de que esto es algo diferente (desde la producción de Dave Jerden hasta la últma de las composiciones). Después “Ocean Size”, “Had A Day”, “Ted, Just Admit It”, “Standing In The Shower…Thinking” es un punto de inflexión dentro del disco, pues recupera las ganas de brincar y volverte loco. Porque una de las cosas que me transmite este disco es energía desenfrenada a través de algunas de sus canciones. Me veo pegando gritos desde lo alto de una montaña, me veo en medio del mar de noche, y me veo tanto en la intimidad de mi casa, como con millones de personas saltando y gritando por las calles. “Summertime Rolls” empieza con esa línea de bajo que saca a relucir el característico sonido de Eric Avery.
Luego aparece la hipnótica “Mountain Song” (primer single), de la que dicen que es la primera canción que compone la banda. “Idiots Rule” es sencillamente sorprendente, y es de esas canciones que escuchándolas a día de hoy sigues sin ser capaz de enmarcarla en el año en que se grabó…suena tan fantásticamente como cuando apareció!…y es que ese es uno de los grandes méritos de este álbum; que la obra grabada por Perry Farrell (uno de los cantantes más originales y locos que ha tenido la música), Dave Navarro (quién te ha visto y quién te ve, amigo) el antes citado Eric Avery y el excelente batería Stephen Perkins suena tan actual como en el momento de su aparición, pese a que se trataba de un sonido muy moderno para su momento. De hecho, pienso que tanto Jane´s Addiction como Red Hot Chilli Peppers, Fishbone y quizá también Living Colour y alguno más que se me escape, inventaron algo muy gordo cuando se les ocurrió mezclar esas bases más o menos funkies con metal y con un toque muy personal de cada uno de esos grupos, que los hacía muy diferentes entre ellos…seguramente le deben mucho a Funkadelic y a George Clinton. Particularmente, siempre me quedaré con los Jane´s Addiction.
La gira de “Nothing’s Shocking” les llevaría por USA con Iggy Pop y con The Ramones…no puedo ni imaginar lo que tuvo que ser presenciar alguno de aquellos shows!!!
Recuerdo que cuando íbamos al instituto hicieron su primera gira por este país. El concierto era en Barcelona, y nunca logramos conseguir el coche para escaparnos a verlos. Las crónicas que leímos posteriormente hablaban del mejor directo del momento. Energía a raudales, música original y apoteósica, apología del anarquismo e incitación a la revuelta eran algunas de las consignas lanzadas desde el escenario, según aquellas crónicas, que viniendo de unos americanos era toda una sorpresa.
Hace unos años conocí a Gabriel y me contó las excelencias de la actuación en Madrid de aquella gira. Él me decía que los había descubierto con el también majestuoso “Ritual De Lo Habitual“, viendo el vídeo de “Stop“, que les abriría las puertas a nivel internacional, en aquel programa de TV llamado “Metrópolis“…y me decía que el concierto en la Universal de Leganés había sido algo histórico. Es un verdadero lujo ver a una banda en directo en su mejor momento. En la gira de su mejor disco, en los años de mayor esplendor. Es cierto que luego puedes disfrutarlos mucho, pero en grupos como este cuyos años de estar en la cima son tan claros, no hay color en disfrutarlos en sus mejores tiempos que hacerlo en otro momento. Otros grupos con una carrera más uniforme y, generalmente, más longeva, no tienen ese problema. No es el caso de Jane´s Addiction, cuyos retornos tras la primera separación les ha sentado más mal que bien.
No obstante intenté encontrarme con ellos en directo de nuevo y, precisamente, tras sacar aquel disco (“Strays”, al que nunca le he encontrado el punto) tampoco pude verlos, pues se suspendió su actuación en Madrid. Recuerdo que nos quedamos en las puertas de la Sala Riviera con dos palmos de narices leyendo una y otra vez el cartel que explicaba brevemente que por problemas de voz de Farrell no habría actuación esa noche. Venían de tocar en Barcelona y al otro día tocarían en una recepción para los príncipes de Mónaco o algo así…algo realmente poco rockero y que nos dejó un sabor de boca aún peor. ¿Dónde había quedado el mensaje revolucionario de sus años de esplendor? Quién sabe.
Como decía, después de “Nothing´s Shocking” apareció el maravilloso “Ritual de lo Habitual” (su obra más reconocida, pero yo siempre me quedaré con “Nothing´s Shocking”). Buena parte de la gira de aquel disco consistía en ser cabezas de cartel del primer Lollapalooza (festival alternativo que fundó Perry Farrel junto al ejecutivo musical Marc Geiger). Dicen que aquella época casi acaba con el grupo por el tema de la heroina y demás adicciones, pero lograron sobrevivir a más de un año de gira, pese a las peleas y a que se empezaba a vislumbrar la ruptura.
Después llegarían los retornos, nuevas rupturas y más retornos. Una banda cuya inestabilidad es uno de sus sellos de identidad.
Jane Bainter era compañera de piso de Farrell cuando aún no eran nadie a nivel musical. Ella inspiró el nombre la banda y la canción “Jane Says“…una de las piezas más increíbles que he escuchado jamás…seguramente ella no sería consciente hasta muchos años después de lo importante que había sido en la historia del grupo.
Recuerdo que hace unos años leí una entrevista en la que, en efecto, reflejaba su asombro por todo lo sucedido durante aquellos años, en los que fue protagonista involuntaria de esta historia…nunca te estaremos lo suficientemente agradecidos, Jane.