sábado, 11 de abril de 2009

La Conquista De La Pérfida Albión (V)


El último día lo reservamos para el British Museum y una nueva vuelta por Carnaby Street para que yo me pillase la frikada del viaje; unas Converse de Black Sabbath que quitan el hipo. Mig*21 había abierto la veda con la compra de unas de Grateful Dead, y yo le copie la idea.

Fue esa mañana la única que nos obligó (santa obligación!!) a refugiarnos en un pub por causas metereológicas. Apenas unas gotillas, pero suficiente razón para explorar otro pub. El resto de los días no cayó ni una gota.

Respecto al British hay que decir que irrita bastante. Lo que hay ahí metido es de una belleza sublime, pero es en este edificio donde la palabra expolio alcanza todo su despreciable significado. El friso del Partenón, los tesoros egipcios, el mismo pedrolo Roseta…cuando admiras todos estos objetos maravillosos, no puedes dejar de pensar en sus lugares de procedencia y en la injusticia de que permanezcan en ese lugar.

Esto me lleva a una reflexión que siempre me ha inquietado. ¿Cómo ha conseguido un pueblo como el británico ser durante tanto tiempo primera potencia mundial y siempre un referente con grandísimo peso internacional? Me parece de gran mérito que viniendo de un lugar tan especial como las islas, con las desventajas y las ventajas que eso ha supuesto, hayan estado siempre tan presentes en el concierto internacional.

Y claro, ese aire de metrópoli mundial lo tiene la ciudad y se nota mucho. Yo soy un gran amante de las urbes, y respecto a Londres he de decir que al principio no me enganchó mucho, pero que cuando concluyó el viaje me di cuenta que me había fascinado en mucho aspectos.

Hay que ir al menos una vez, vaya.

Ya cuando nos marchábamos, en el aeropuerto tuve la última. Me pararon un guardia y una guardia y se me quedaron mirando y repitiendo el nombre de la marca de mi jersey; Yellow Rat Bastard. Yo no sé qué tipo de connotaciones tendrá la maldita frase, pero pareció no hacerles ninguna gracia. Así que decidieron que me tenía que quitar los zapatos y pasarlos por los rayos X, después del pertinente cacheo.

El vuelo de vuelta fue bastante rápido, hasta el punto que el piloto se permitió vacilar por megafonía porque habíamos llegado con bastantes minutos de adelanto.

Y eso, muy por encima, fue todo. Me quedan muchos detalles, bromas y situaciones que relatar, pero creo que ya se hacen una idea aproximada de como fue la cosa. Una ciudad espectacular y una promesa en voz baja de que hay que volver.

Pero, tenemos tantos sitios que visitar y tan poco tiempo y dinero para hacerlo, que ya veremos cuando se puede repetir ese regreso a Londres, eterna capital de varios mundos.

1 comentario:

  1. "¿Cómo ha conseguido un pueblo como el británico ser durante tanto tiempo primera potencia mundial y siempre un referente con grandísimo peso internacional?"

    no se acuerda ya de lo aprendido en el napo? porque son dificilísimos de conquistar, hombre!
    salud nen!

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